Edificio UOH. Universidad O’Higgins

Resaltar materiales y garantizar calidad ambiental de luz, niveles, color y contrastes para el entorno académico.

Iluminación: DIAV Lighting. Paulina Villalobos.

Colaboración: Pablo Soto, Darqlight Álvaro Olave, Carla Antognini

Fotografías: Daniel Pinilla

Arquitectura: Cristián Pino Infante, Claudio Santander

Año 2021 entrega Parcial edificio B

La nueva Universidad de O’Higgins, fundada en 2015 como respuesta a las demandas estudiantiles de 2014, comenzó a funcionar en 2017 con el propósito de convertirse en un polo de desarrollo regional en Chile. Para lograrlo, se optó por remodelar gradualmente los edificios del antiguo hospital de Rancagua y transformarlos en el nuevo campus universitario.

Uno de estos edificios, conocido como Edificio B, se destinó a albergar laboratorios, aulas y, en el futuro, la alta administración en su piso superior. Para mejorar su habitabilidad se crearon dos patios de luz vertical en el interior del edificio, permitiendo así la ventilación natural. En la remodelación se utilizaron materiales como acero, madera y hormigón a la vista, y la iluminación se diseñó considerando la honestidad de estas materialidades. La madera se bañó con luz, mientras que se utilizaron detalles de acero lineal para ocultar las fuentes de luz horizontales.

Desde una perspectiva exterior, se incorporó la iluminación en detalles perimetrales a nivel del suelo y en los escalones, lo que permitió que la explanada de acceso se mantuviera libre de postes, ofreciendo un espacio para la contemplación sin causar deslumbramientos. En la fachada se optó por no iluminar los muros, los planos acristalados proveen suficiente presencia nocturna desde las salas iluminadas en su interior y se opta por iluminar solo los vanos marcando las ranuras de las ventanas verticales con luz que solo resalta el espesor del muro. En la mezzanina exterior, se anticipó el desarrollo de la iluminación general con luz lineal, y esta idea se extendió al hall de acceso, donde se utilizaron luminarias lineales de entre 2,5 y 5 metros de largo suspendidas en un “orden” aleatorio.

Dado que la luz natural no alcanza los pisos inferiores, se implementó una estrategia de iluminación desde los pasillos interiores, resaltando las aberturas verticales utilizadas para la ventilación. Esto se hizo para reforzar la sensación de luz natural desde el exterior.

En cuanto a las aulas, se diseñaron con distintas escenas de iluminación para adaptarse a diferentes situaciones de enseñanza, ya sea para pizarrones, proyecciones o exámenes. El objetivo era no dejar completamente a oscuras a los estudiantes, de modo que se mantuvieran alerta y concentrados durante las clases. En las aulas más grandes del primer nivel, se añadió una luz azul que contribuye a mantener el estado de alerta durante los exámenes.

Este proyecto de iluminación logra crear un entorno propicio para el aprendizaje y el trabajo, aprovechando al máximo la luz natural disponible y complementando de manera efectiva con la iluminación artificial.